Primer día de campamento, un día de despedida de nuestro día
a día y un encuentro ante todo lo que queda por vivir. Empezamos bien pronto, a
las 9, donde el ajetreo de las maletas se confundía con abrazos y despedidas
con nuestros seres queridos. ¿Todos listos? Pues partimos rumbo a Aquopolis, en
Cullera. Pero no todo fue jolgorio, una rueda pinchada se cruzaba en nuestro
camino y nos obligaba a una parada improvisada, donde pudimos almorzar hasta
que el problema se solucionó, un poco más tarde de lo esperado. Tras cambios de
autobús, pasajeros y maletas partimos hacia Aquopolis al fin, llegando a la 1
al parque. Crema solar y... ¡al agua!.
Parada para comer y seguimos incansablemente en remojo. No tuvimos que destacar
ningún problema en el parque y todos los acampados volvieron sanos y salvos.
A mitad tarde era hora de recoger, así que nos secamos, nos
pusimos ropa limpia y dejamos el césped libre de toda basura. Merendamos unas
rosquilletas y nos fuimos rumbo a Godelleta. Al llegar, comenzó la organización
de habitaciones, donde, a pesar del calor intenso que sufrimos, empezamos esta
aventura. Después de cenar un tornado
nos llevó al mundo de Oz, nuestros acampados ayudaron a la dulce niña a
completar un cartel que rezaba ¡Sigue el camino de baldosa amarillas! Al
finalizar ya conocimos a quienes iban a formar parte de nuestra patrulla, con
nombres tan divertidos como Los lupos o
los oziajeros.
Una breve explicación de cómo iba a ser el campamento, de
comenzar la construcción de nuestro camino de baldosas amarillas y llegó el
momento de irse a dormir, o de al menos simularlo… ¡Seguiremos informando!
¡Gracias por vuestra respuesta en las Redes Sociales!