¡Hola a todos!
Comienza un nuevo día en Godelleta y se empieza a notar el
cansancio, pero sabemos cómo combatirlo: ¡con un buen desayuno! Ordenamos las
habitaciones, oramos como cada mañana y nos vamos hasta donde nos ha convocado
el genio. Hoy nos ha preparado una
aventura un tanto especial que nos va a dejar… “huella”.
El sultán de este reino declaró la guerra al reino vecino y
para poder ganarla necesitaba la ayuda de 102 valientes y fuertes soldados. Pero
para asegurarse de que no iba a perder
la guerra les entrenó duramente: sumo, camuflaje, puntería, rastreo,
aprendieron a volar en alfombra mágica y también dotes culinarias (ensaladas,
croquetas, perritos calientes…) para saber cómo alimentarse tras la batalla. Algunos
de los guerreros se atrevieron a llamarlo “el día guarro” pero os aseguramos
que nosotros no notamos tanta diferencia.
Tras pasar por el chorro de la manguera y asegurarnos de que
estábamos bien limpios, tocaba el chapuzón del día. Por la tarde el taller también
fue un tanto diferente, nuestras obras no solo se podían observar, ¡también
comer! Cake-pops, y rosas y espirales de “carreteras” que poco tiempo duraron
enteras.
Después de tanto azúcar tuvimos
energía de sobra para los bailes (¡casi están terminados!) y el deporte (¡ya
tenemos finalistas para los dos campeonatos!). Para terminar la tarde y reposar
un poco: oración, hoy giraba sobre la figura del rey Salomón, sus dones y los
nuestros.
Por la noche, los guerreros ya
estaban listos para la guerra. Se dividió en tres batallas y la lucha fue muy
reñida, tanto que los reyes de ambos reinos decidieron firmar la paz. Como
homenaje a los caídos (ninguno de nuestro bando, no se asusten) ambos reyes
crearon como tributo las 88 constelaciones, para que siempre fueran recordados
al mirar al cielo. Para terminar tan intenso día intentamos distinguirlas, sin
mucho éxito.
Mañana será otro día.